CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS SAHARAUIS

¿Crees que la tierra yerma no tiene alma?
Pues sobre el polvo dorado de esta tierra yo encontré miles de ellas.

Campos de refugiados Saharauis - pisadas conscientes

Almas luminarias, sosteniendo, alumbrando y llenando el vacío que el corazón colectivo humano dejó con su olvido.

Llegué a ellos a través de un programa de cooperación al desarrollo.

Inicié el viaje con las maletas vacías de ropa y llenas de medicinas, libros y otros enseres que creíamos podrían ser de utilidad.

Creí, creí, creí, solo creí …  y mi mente me hizo pensar que llevaba las manos llenas para entregar y el corazón abierto para sostener… pero esa no fue la realidad que experimenté.

Al final de mi viaje me descubrí, con unas manos vacías para recibir y un corazón reforzado y repleto de energía y sabiduría que las almas luminarias me brindaron.

Campos de refugiados Saharauis - pisadas conscientes

En este viaje, aún no me dejaba plenamente sentir y ser, aún no me permitía experimentar completamente la fuerza de la tierra, el poder de transmisión de información, ni la descodificación consciente de sus códigos, por lo que mi consciencia no se centró totalmente en mis pisadas, sino en la relación entre los corazones humanos con los que tuve la suerte de compartir el aire que respiraba.

EL DOLOR DEL DESTIERRO

La fuerte y en ocasiones pesada energía del ambiente, contrastaba con el inmenso y basto desierto que se dibujaba como un paisaje de aparente libertad, sin límites abarcables para la mirada de un visitante que sabe, puede volar y regresar cuando quiera a su hogar.

Pero estas almas luminarias de dorada frecuencia, no sólo están encarceladas en cuerpos y jaulas de tierra, también están condenadas a un «no retorno» y a una eterna lucha por sostener un desgarrador dolor de destierro, de desesperanza… mientras un corazón grande y fuerte, lucha por brillar más que el dolor que les aprisiona.

Con este implacable choque de frecuencias me encontré en este mi viaje. 

Campos de refugiados Saharauis - pisadas conscientes - voces álmicas

Los cristales de cuarzo que llevaba se desintegraron literalmente, se hicieron polvo para fundirse con el polvo del desierto, tal era la fuerza de este lugar y de su llanto ahogado.

EL ABRAZO SAHARAUI, UN ABRAZO DE AMOR

Campos de refugiados Saharauis - pisadas conscientes - voces álmicas - meditaemociones

En las noches salía a meditar intentando fundirme y conectar con la tierra, bajo un oscuro e inmenso cielo, pero me era muy difícil atravesar aquel egregor, la capa de dolor que como una nube cubría nuestras cabezas, y no había árboles que pudiesen ayudar a elevarme, ni agua que me facilitase la conexión… me resultaba tan difícil sostenerme.  A veces, tenía la sensación de que mi «ser sutil» había quedado aprisionado también, junto a aquellas almas luminarias.

Pero al amanecer, los rayos de sol nos devolvían la vida y comenzaba a renovarse  la energía, potenciándose con los encuentros humanos, con los intercambios de sonrisas, de abrazos,  de historias de vida,  de acogida, de te «mareado» y no había sol mas nutritivo para el alma que este reencuentro entre hermanos.

Si me preguntáis que aprendí en este viaje, os diría que jamás experimenté en un lugar, una dualidad semejante, un contraste tan extremo de dolor y amor al mismo tiempo.

NOCHES DE TRIBU

Aprendí lo grande y fuerte que puede llegar a ser un ser humano, la capacidad de adaptación, de sacrificio y de entrega, la increíble potencia que puede tener el instinto de supervivencia, que es capaz de transformar; lágrimas en sonrisas, abandono en entrega y arena del desierto en una hermosa cama colectiva para dormir todo un pueblo, como una sola familia, unida bajo las estrellas.

(Y esto es literal, una de las experiencias mas hermosas que recuerdo en uno de los campos, es dormir en la arena bajo las estrellas, junto a hombres, mujeres, niños, perros… arropados por el calor de la tribu, por la seguridad de ser uno en muchos cuerpos y despertar con la sonrisa y el abrazo de sus corazones… Fue como estar en casa, pero no en mi casa de Madrid, sino estar en el verdadero hogar, más allá del lugar o la tierra. No sabría explicar la sensación de completitud, el sentimiento de antiguo recuerdo de lo que es ser UNO)

Campos de refugiados Saharauis - pisadas conscientes - voces álmicas - meditaemociones

Y aunque aprendí el poder de la unión y el grupo, también aprendí que el silencio de los justos, hace que miles de valerosas almas deban venir a la tierra, para sostener con su fortaleza la crueldad, que la ceguera voluntaria de los que creemos ser bondadosos, imparciales y ecuánimes, con nuestra «no-acción»… causamos.

PIDO PERDÓN A ESTAS DORADAS ALMAS LUMINARIAS, EN NOMBRE DE TODOS LOS CIEGOS DE CORAZÓN, QUE MIRAMOS HACIA OTRO LADO PARA NO VER SU DOLOR.

PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN Y GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR VUESTRO VALOR Y SOSTENCIÓN PLANETARIA

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